Los poderes curativos de la gratitud

De acuerdo con la ciencia, la gratitud podría ayudarnos a sobrellevar mejor el estrés y el trauma. No obstante, cuando estamos atravesando una temporada difícil, es muy desafiante experimentar y expresar gratitud. Pero como veremos en profundidad, la gratitud es algo que puede existir junto con las emociones negativas. Quiere decir que en medio de la incertidumbre, la ansiedad, el dolor y la ira ¡puedes también sentirte agradecido!

Hay una tendencia terrible de querer anular todos los sentimientos negativos, de mantener la salud mental a través de una dictadura de positivismo. Pero las emociones negativas, el llanto y el enojo, también son emociones válidas. Es importante vivirlas y hacerlo no significa que al mismo tiempo, mientras drenamos no nos podemos sentir agradecidos.

Las tres formas en que experimentamos la gratitud

Gratitud es el acto de estar agradecido, pero los estudiosos de la gratitud señalan que existen tres diferentes formas en las que se manifiesta. La psicóloga cognitiva y directora científica del Greater Good Science Center en UC Berkeley Emiliana Simon-Thomas, define estas tres formas así:

1.Una emoción: “La gratitud a menudo se estudia como una experiencia emocional momentánea, un estado temporal específico que ocurre cuando nos damos cuenta de que ha sucedido algo bueno y, a menudo, como consecuencia de los esfuerzos o acciones de otra persona”, dice Simon-Thomas.

2.Un rasgo: Según Simon-Thomas, la gratitud también se estudia como un rasgo o característica disposicional. Y es que hay personas que por rasgo de su personalidad, tienden a notar lo bueno de su propia vida y tienen un rango amplio para disfrutar las cosas positivas y aceptar los recursos o privilegios que están fuera de su alcance.

3.Una práctica: La práctica de la gratitud está conectada con los dos primeros, pues puede evocar una emoción de gratitud y puede fortalecerla potencialmente como un rasgo a lo largo del tiempo. “Es una actividad o ejercicio de reflexión deliberada sobre lo que va bien o qué tipo de atributos positivos podría estar proporcionando la vida de uno en ese momento”, explica Simon-Thomas y agrega: “Es una forma de hacer que la emoción de la gratitud esté más disponible y sea más probable que ocurra en general”.

La gratitud puede ser curativa según la ciencia

No hay demasiada investigación sobre los beneficios de la gratitud, pero Simon-Thomas cree que esto se debe a que no es fácil de vender. La gratitud es intuitiva, bien considerada y profundamente arraigada en nuestra cultura. Casi todas las tradiciones filosóficas y espirituales presentan la gratitud como una virtud central.

Dicho esto, respecto a la evidencia científica que vincula la gratitud con el bienestar psicológico, hay de hecho varios indicadores. Por ejemplo está el Cuestionario de la Gratitud, en el que se califica el grado de acuerdo con afirmaciones como “Tengo mucho en la vida por lo que estar agradecido”. Se ha comprobado que las personas que ven el mundo a través de esta lente, tienden a sufrir menos estrés y ser más felices en general.

También una meta-revisión publicada en 2010 en la revista Clinical Psychology encontró que las personas con mayor rasgo de gratitud tenían una mayor probabilidad de ser más extrovertidas, agradables, abiertas y concienzudas y menos neuróticas. También era probable que experimentaran menos depresión y mayor bienestar subjetivo (una menor cantidad de pensamientos negativos respecto a la vida).

Incluso en esta revisión, se llegó a asociar la gratitud con buena salud física, buen estado de ánimo, menos estrés y mejor sueño.

Otros experimentos han encontrado relación entre la disposición agradecida y buenas herramientas para lidiar con la depresión, optimismo y relaciones más saludables.

El papel de la gratitud en el manejo del estrés y el trauma

Según investigaciones, la gratitud puede ayudar a las personas a superar el trauma. Las personas que están pasando o han pasado por experiencias traumáticas importantes, al practicar algo tan simple como la gratitud, experimentan crecimiento y mejoría en su salud física y mental. La evidencia ha acompañado a pacientes con cáncer, poblaciones que han pasado por guerras, persecuciones y otros, para concluir esto.

De manera que las personas tras vivir una experiencia traumática pueden diferenciarse de otras al practicar la gratitud porque logran ver el suceso como una experiencia de crecimiento o transformación psicológica. Por el contrario, quienes no practican la gratitud durante y después del proceso traumático, albergan severas heridas y dolor.

Con todo esto, vale la pena cultivar la gratitud en sus tres formas: como emoción, como rasgo y como práctica. Si necesitas herramientas emocionales para combatir la queja y aprender a vivir en gratitud, puedes contactar con un psicoterapeuta para comenzar a hablar.

Editorial Hablar Sana
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