Cómo cultivar realmente la gratitud y la alegría
Cultivar la gratitud es una difícil tarea en el mundo en el que vivimos, sin embargo, hay varias maneras de abordar este desafío. Y al hacerlo, podrás sentirte mejor en medio de lo que sea que estés atravesando. Aquí compartiremos algunas herramientas muy poderosas de gratitud y alegría que puedes poner en práctica.
Hay una pandemia de agresividad y desánimo en el mundo
Si te preguntas ¿por qué es tan difícil mantener la gratitud en estos tiempos? Porque hay una pandemia de agresividad y paralelamente de desánimo. De agresividad, porque desde las redes sociales hasta el lugar de trabajo, están plagados de hostilidad. De desánimo, porque con tantas malas noticias ocurriendo en paralelo, es difícil mantenerse optimistas.
En este contexto, los servicios de salud mental son más importantes que nunca antes. Sin embargo, la mayoría no priorizamos en nuestras agendas una visita al psicólogo.
Y si no priorizamos los tratamientos de salud mental, mucho menos pondremos en primer lugar una práctica como la gratitud. Y es que en el fondo, la mayoría pensamos que la gratitud y la alegría no solucionarán nada. Lo que ignoramos es que tales prácticas ayudan a las personas a sentirse mejor, lo cual contribuye con la resolución de conflictos, la resiliencia, la paciencia y el estado de felicidad.
Por tanto, merece la pena darle la oportunidad a la gratitud para lidiar con las situaciones del presente. De esa manera, no nos dejaremos abatir ni por la agresividad ni por el desánimo. Bien dice el dicho que en la gratitud está el secreto de la felicidad.
Cultivar la gratitud y buscar momentos felices
Aquí hay algunas estrategias muy efectivas para cultivar la gratitud y buscar momentos felices a pesar de las circunstancias adversas.
Sé humilde
La humildad se define como el “acto de ser modesto y respetuoso”. Piensa en aquellas actitudes que tienes y que podrías cambiar por algunas más humildes.
La humildad nos ayuda a estar más abiertos a nuevas formas de pensar y experimentar el mundo. Por eso las personas humildes son más agradecidas y felices, pues no se cohíben de vivir nuevas experiencias o de abrazar el contexto que están viviendo sin pretextos.
Cambia tu perspectiva
Cuando estés en una situación en la que te sientes negativo, irritable o disgustado, haz una pausa e intenta cambiar estas percepciones por sus antónimos. Es decir, intenta ser optimista, tener una mejor actitud y sentirte agradecido.
Si piensas que es difícil y que no se cambia de perspectiva como por arte de magia, solo considera que eres responsable de tus propios pensamientos. Tienes el poder de crear un ambiente de gratitud simplemente diciendo que te sientes así. Ponlo en práctica.
Aprende a dar más
Las personas generosas al mismo tiempo son agradecidas por naturaleza. Pon el práctica dar de tu tiempo, de tu energía y de tus recursos a otras personas. Puedes hacerlo de manera formal uniéndote a una causa, o simplemente colaborar con un amigo, familiar o conocido y bendecirlo de alguna manera.
Las personas que dan en primer lugar se sienten afortunadas y buscan compartir con el mundo un poco de su felicidad. También saben que, aunque la vida puede ser difícil a veces, en general es buena. Esta perspectiva les hace dar con alegría. Así que el consejo es comenzar a ser un poco más generoso con tu tiempo, energía y recursos.
Ríe
Para ser agradecido y tener más momentos de alegría, debes procurar la risa. Ten la risa entre tus prioridades diarias, si pasa el día y notas que no hay nada que te haya hecho sonreír, entonces debes buscarla concienzudamente.
Pon un episodio de comedia que disfrutes mucho, escucha una canción alegre que te haga sonreír, juega con tu mascota o llama a ese amigo que sabes que siempre te hace reír. La risa es poderosa y todos sabemos dónde están nuestras fuentes seguras para unas buenas carcajadas.
Después de haber reído un poco, verás el mundo de manera diferente, con más gratitud y entusiasmo.
Sé consciente de tus comparaciones
Todos en algún momento de la vida hemos experimentado la envidia y a menudo nos comparamos con personas que consideramos “perfectas” en algún área de la vida. Pero hay que combatir estos pensamientos y sentimientos, porque son enemigos de la felicidad.
Primero, sé consciente de que te estás comparando con otra persona y detente en el acto, pues este ejercicio no es productivo ni agradable. En su lugar, quita tu mirada de esa persona y céntrala en ti mismo. Cuando te mires, aprecia tus cualidades, lo que tienes y lo que has logrado.
También puedes invertir un poco de tiempo en pensar qué es lo que tú tienes que esa persona no. Y esto último no para competir, sino para que cuando veas todo el panorama en general puedas decir algo como “esta persona es afortunada, pero vaya, yo también soy afortunado”.
Sin darte cuenta, con este ejercicio estarás viendo lo bueno de la vida, apreciarás lo bueno que le pasa a otras personas sin envidia, y lo bueno que te pasa a ti con gratitud.
Un último consejo para cultivar la gratitud y la alegría antes de despedirnos es: recuerda decir “por favor” y “gracias”. De esa manera, te asegurarás de no estar dando nada por sentado.