El valor de saber escuchar
Años atrás, una importante marca de pasta de dientes, ante la necesidad de incrementar sus ventas, convocó a sus altos directivos y expertos en ventas y mercadeo para desarrollar nuevas estrategias de comercialización. Entre las ideas que se propusieron estaban, por ejemplo, implementar ofertas y descuentos, desarrollar alianzas con profesionales en salud dental, realizar campañas de marketing educativo en cuidado bucal, diferenciar el producto respecto al de la competencia resaltando sus atributos, entre otras estrategias. No satisfecho con las ideas planteadas, el directivo a cargo decidió reunirse con los colaboradores administrativos y operativos para escuchar atentamente, a través de una lluvia de ideas, alternativas que permitieran reforzar su plan de ventas. Y surgió allí, de parte de un colaborador de la planta de producción, la propuesta de hacer más grande la boquilla del tubo para incrementar la cantidad consumida en cada uso. Y como tal, se puso en ejecución esta solución sencilla e ingeniosamente efectiva.
Esta conocida historia, seguramente con trazos de ficción y leyenda, pero surgida a partir de un contexto real, ilustra como la habilidad de escuchar atentamente permite, dentro de otros aspectos, que las personas se sientan involucradas para dar respuesta a las diversas situaciones que se plantean.
Las personas, los líderes, que han desarrollado la capacidad de escuchar, con empatía y de forma genuina, tienen más posibilidades de hacerse acompañar por los miembros de su equipo u organización para encontrar soluciones nuevas y creativas a los diversos retos y desafíos, e incluso para realizar exitosamente la ejecución de las estrategias construidas a partir de dichas iniciativas.
Sin embargo, llegados a este punto, es necesario hablar un poco sobre qué es saber escuchar, y cómo ponerla en práctica, por lo que me propongo compartir algunas ideas que nos puedan ser de utilidad, tanto pero no sólo, en ambientes de productividad económica sino también en realidades más significativas en la vida personal.
Erich Fromm, destacado psicoanalista y filósofo social, en su libro El arte de escuchar, ilustraba que escuchar va más allá de poner atención a las palabras de la otra persona: es buscar activamente comprender al otro en su totalidad como persona involucrando en ello nuestra apertura mental y emocional. Esto demanda paciencia, sofocando nuestras ideas y prejuicios, y estando más bien dispuestos a tener una actitud de respeto y cariño hacia la otra persona.
Escuchar con atención y empatía, significa, enseña Fromm, el terapeuta, es estar presente, dejando de lado las distracciones y enfocándonos en la persona que habla, con una actitud receptiva y abierta. Además, debemos estar atentos no sólo a las palabras, sino también, a las emociones y necesidades subyacentes. Es decir, escuchar con empatía a la otra persona, conlleva prestar atención a las emociones que acompañan el hablar del otro, así como al lenguaje corporal, el tono de voz, las expresiones faciales tratando tanto de entender mejor a la otra persona y el mensaje que nos comparte.
Adicionalmente, podemos agregar otros recursos que nos pueden ayudar a mejorar nuestra capacidad de escuchar a los demás. Gerry Garbulsky, director de TED en Español, nos muestra que para tener una actitud de mente abierta mientras alguien nos habla podemos apoyarnos en preguntas como:
¿Qué me sorprende de lo que la otra persona me está hablando?
¿Cómo se relaciona lo que la otra persona me cuenta con lo que ya sé?
¿Cómo puedo incorporar esto que estoy escuchando en mi vida?
¿Esto que estoy escuchando con quien lo puedo compartir?
Preguntas como estas nos ayudan a relacionarnos con respeto con quienes nos hablan y que merecen nuestra atención, desactivando nuestras ideas preconcebidas, sofocando el impulso de debatir innecesariamente o de imponer nuestros argumentos, y más bien nos permiten tener el comportamiento de quien quiere aprender de los demás.
Otra forma de aprender esta habilidad, o cualidad humana, es haber vivido la experiencia de ser escuchado genuinamente por otra persona, sintiéndonos vistos y confirmados en nuestra dignidad de personas. Esta experiencia nos ayuda a comprender vivencialmente, no solo desde la intelección, el impacto poderoso de saber escuchar.
Finalmente, la capacidad de escuchar es cada vez más importante en un mundo acelerado por la tecnología que nos obliga a ir siempre de prisa. Aprender a escuchar es la pausa que nos permite desarrollar relaciones más fuertes, encontrar soluciones frente a los conflictos, y, sobre todo, a construir un mundo más compasivo y compresivo.
Artículo escrito por:
Coach Profesional y de Vida | Acompañamiento Terapéutico
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